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Objetiva/ Lux del Colectivo Provisorio Permanente en San Pablo (em espanhol)

La Galería Nara Roesler en la ciudad de São Paulo presenta hasta el més de agosto de 2016 Lux: la primera exposición individual en tierras brasileñas del colectivo artístico Provisorio Permanente. Lux se trata de una retrospectiva con importantes trabajos del grupo que incluyen instalaciones interactivas, registros de performances y fotografías analógicas.

Provisório Permanente es un colectivo formado y fundado por los artistas Victoriano Alonso (1976, Buenos Aires), Eduardo Basualdo (1977, Buenos Aires), Hernán Soriano (1978, Buenos Aires), Pedro Wainer (1975, Ciudad de México) y Artur Lescher (1962, São Paulo), tiene una larga trayectoria con trabajos ya exhibidos en muestras colectivas llevadas a cabo en Brasil y Argentina. Cabe mencionar entre ellas la 7º Bienal del Mercosul (Porto Alegre, 2009), en el Fondo Nacional de las Artes (Buenos Aires, 2009) y en el Centro Cultural de España (Buenos Aires, 2008). Recientemente en 2015, Provisorio Permanente realizó dos muestras individuales en Buenos Aires: Mirar la obscuridade (Ruth Benzacar Galería de Arte) y Des-lúcidos (Casa Nacional del Bicentenario).

 

En esta ocasión, al adentrarse en la muestra Lux en el espacio de la galería paulista, el visitante tiene más bien la impresión de estar en un exquisito y obsoleto taller fotográfico, en una especie de gabinete de curiosidades con construcciones ópticas anticuadas o más bien en una "Wunderkammer" (cuarto de las maravillas). Allí podrá mirar, tocar e interactuar con diversos aparatos e instalaciones analógicos – construidos con exclusividad para él. Sí, en Lux, el protagonismo de cada trabajo, ingeniosamente concebido, ejecutado y exhibido, recae sobre el spectator, el espectador –aquel quien contempla y, simultáneamente, es contemplado por la maquinaria ahí presente. Así como en el Génesis Dios ordenó "Sea la luz" y fue la luz, y viendo que ella era buena la separó de las tinieblas, el operator de la muestra (aquí representado por el colectivo Provisorio Permanente) incorpora a sí mismo el papel de la fuerza creadora de la luz que es capaz de llevar el spectator al reino ontológico del “Ser/Estar-Presente” a través de las imágenes que irrumpen en su mirada en el segundo de un flash. Al instante siguiente, ese mismo espectador es llevado al reino del “No-Ser” o de la “Ausencia vital” a través del estado de tinieblas donde las fugaces imágenes desaparecen de su mirada. La pulsión escópica que atrapa al espectador a la muestra pone en evidencia el placer de mirar, contemplar y extraer, de forma casi alquímica, la esencia del objeto de su deseo que, indubitablemente, es él mismo.

Eso se torna evidente en la primera instalación de la muestra: Hermética (2010): una instalación participativa que presenta a los visitantes diversas etapas del proceso de fabricación de una llave con su propio perfil. El espectador se encuentra en un espacio donde tiene un espejo, que refleja su imagen, y una antigua cámara fotográfica de placa que proyecta, a su vez, su perfil sobre una tela negra. Ese perfil es revelado en una cámara oscura, reducido, impreso y tallado en una llave en un minucioso trabajo semejante a un calado. Como resultado final, la llave es entregada a su dueño y puede ser interpretada como la búsqueda tanto por la síntetis existencial como por la captura de su presencia en dicho momento. Sin embargo, tal objeto es capaz de producirle simultáneamente una experiencia de identidad (por la afirmación: - Ese soy yo) y de otredad (por el cuestionamiento: - ¿Ese soy yo relamente?, ¿Es así que la gente me ve?) a partir de la resignificación de su imagen en un tiempo determinado y manejado por los operadores de la muestra. Además el metamensaje filosófico de que es uno mismo la llave que abre todas las puertas.

 

Otra obra destacada a ser mencionada es Circular (2016): consiste en un conjunto de binoculares distribuidos en el espacio que apuntan fijamente a espejos colgados estrategicamente a distintas alturas y distancias. Al mirar a través de esos binoculares, el spectator tiene adelante de sus ojos imágenes fragmentadas de si mismo: ora parte de su cabeza, ora de su espalda, ora de su perfil. Acá, la fragmentación del sujeto hace un visual contrapunto a la síntesis del sujeto en el formato de la llave en Hermética. Sin embargo, la figura central y determinante en esa instalación participativa sigue siendo el espectador por medio de su imagen que es reproducida en el campo de la realidad. El placer de mirar y, principalmente, de ser mirado estimula la curiosidad y la mirada del espectador en una instancia primordial de su narcisismo.

 

 

 

 

 

A la contramano de la reprodución de su propia imagen, el visitante también es llevado a percibir en los mínimos segundos de un flash la exitencia del Otro, como ocurre en Fósforos (2016): dispositivos semejantes a una cámara, con flash electrônico, un tubo de rayos catódicos y una tela curva que imprimen sobre una tela de fósforo imágenes evanescentes de distintas personas.

En milésimas de segundo, el espectador logra aprehender la esencia de la imagen del Otro y la sigue teniendo adelante de sus ojos por algunos segundos más, debido a la oscuridad del espacio donde se encuentra. Acá, luz y tiniebla se complementan entre sí a punto de que dichas reproducciones, casi fantasmagóricas, son capaces de incitar en el observador la curiosidad por la captura de la esencia del Otro o, como en la creencia popular supersticiosa, por la captura de su alma a través de la representación gráfica de su espectro, así como igualmente se observa en la fotografía Retrato de ellos (2015).

 

 

 

Observações: 

  • Este texto foi publicado originalmente no portal argentino de arte www.ramona.org.ar em julho de 2016.

  • As imagens aqui usadas foram tiradas por Everton Balladin e gentilmente cedidas pela assessoria de imprensa da Galeria Nara Roesler de São Paulo.

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